Ruido! En el Orinoco: Fortaleciendo el periodismo comunitario en Puerto Carreño y Cazuarito

Por: Edwin Suárez

Un ruido extraño invadió Puerto Carreño (Vichada) el 21 de noviembre de 2024. Los más curiosos, como debe ser, fueron los periodistas y los comunicadores. Tratando de entender cuáles eran las causas de ese Ruido!, estuvieron en el puerto de la ciudad, ese mismo que de manera permanente recibe decenas de pescadores con grandes bagres y sartas de bocachicos, lanchas repletas de víveres que han navegado durante días por el río Meta desde Puerto Gaitán o Puerto López (Meta) y ciudadanos venezolanos que vienen a Colombia a buscar productos que en sus país escasean.

Como en el puerto no encontraron pistas, los curiosos decidieron ir hasta el aeropuerto local. Pero no pudieron ver nada porque la obra de la nueva terminal aérea está paralizada desde hace meses y al caunter provisional solo ingresan quienes tienen un tiquete de Satena, la única aerolínea que llega a la capital de Vichada. Entonces afinaron el oído y detectaron que el Ruido, aunque cerca, no provenía de la pista de aterrizaje. Siguiendo la lánguida pista que encontraron, bordearon la malla del aeródromo, pasaron frente al cementerio, donde, pese a que un equipo de medicina legal realizaba una autopsia al cadáver de una persona que había sido asesinada días antes en la vía a la inspección de Cazuarito, tampoco había señales de nada.

Inquietos, los comunicadores detuvieron a varios conductores de los motocarros que a toda velocidad recorren las calles de la ciudad, para preguntar si sabían algo sobre ese Ruido! Para sorpresa de los periodistas, ellos no habían escuchado nada. “En Puerto Carreño suceden tantas cosas -corrupción, narcotráfico, grupos al margen de la ley, extorsión- que a veces es mejor hacerse el sordo”, les dijo el último conductor que pararon.

Melissa Vacca, la periodista que trabaja en la oficina de comunicaciones de Electrovichada, la empresa que distribuye la energía eléctrica en Puerto Carreño y que genera permanentes disgustos en la comunidad por las interrupciones constantes del servicio, sintió que el Ruido! provenía del colegio Eduardo Carranza. “Efectivamente”, confirmó el rector de la institución, Julio César Hidalgo, en la portería del centro educativo.

Aunque el Ruido! resultaba estruendoso y ensordecedor, resultó ser audible únicamente para quienes están interesados en el periodismo, la comunicación y los medios comunitarios y alternativos. Al final, uno a uno, periodistas, comunicadores, profesores, estudiantes, líderes comunales e influencers fueron llegando hasta la biblioteca del Eduardo Carranza.

No tardaron mucho tiempo en comprender: Era Ruido! En el Orinoco, un taller de periodismo itinerante auspiciado por el Ministerio de Cultura e impartido por la Liga Contra el Silencio. Como medio de comunicación local, el periódico El Morichal estuvo apoyando este proyecto.

Ruido! En el Orinoco es una estrategia que lo único que busca es fortalecer el periodismo cívico en regiones con escasa cobertura informativa, “conectar actores locales y promover una participación activa en la producción y difusión de noticias relevantes”, explicaría Alejandro Gómez de la Liga.

Vichada fue el escenario ideal para arrancar con este proyecto de periodismo itinerante del Ministerio y La Liga. En el departamento los medios de comunicación son escasos, y por ahí derecho, limitado el acceso a la información pública y de interés para los vichadenses. El único medio impreso y con página web que genera contenido propio es El Morichal. La única emisora comunitaria legal es la de Puerto Carreño Estéreo, con cobertura limitada en el municipio de Puerto Carreño. En Cumaribo, La Primavera y Santa Rosalía hay una emisora informal por cada territorio. La lista de medios la cierra una web que agrega contenido de diferentes plataformas y medios, incluido El Morichal. Lo demás son emisoras públicas: el Ejército (Puerto Carreño, La Primavera y Cumaribo), la Policía (Puerto Carreño) y la Fuerza Aérea (en la base de Marandúa, zona rural de Puerto Carreño). Caracol Noticias y el Canal Trece tienen corresponsal de noticias, pero sus coberturas están orientadas, principalmente, a temas culturales y de turismo.

Excepto los corresponsales de medios nacionales y el equipo de El Morichal, la mayoría de personas que en el departamento están haciendo comunicación no son periodistas ni comunicadores que hayan pasado por la academia. La realidad en Vichada es que, por la escasez de medios o la precariedad laboral de los mismos, las únicas fuentes formales de empleo para periodistas o comunicadores sociales del departamento son las entidades gubernamentales, cooptadas por intereses politiqueros. Así terminan los profesionales de la comunicación sirviendo a los clanes políticos que cada vez tienen más fuerza en el territorio, y alejados del periodismo serio, riguroso e independiente que se pone del lado de las comunidades; terminan alejados de ese verdadero periodismo que tanto está necesitando el Vichada.

A Ruido! En el Orinoco asistieron 15 personas en Puerto Carreño, de 22 que habían sido invitados de manera oficial, y que por diversos canales (llamada telefónica, WhatsApp, correo electrónico) habían confirmado su asistencia. Entro los que sí asistieron estaban, además de Melissa y el profe Julio César, Cristian Maldonado, un influencers vichadense que tiene casi 800.000 seguidores, el profe Camilo Gómez, quien lidera un podcast con estudiantes del colegio de La Esmeralda (zona rural de Puerto Carreño), Daniela Parra y Gardenia Rebolledo, periodistas de Puerto Carreño, Carlos Sánchez, un entusiastas de las comunicaciones del municipio de Cumaribo, quien lidera la oficina de comunicaciones de la organización indígena Acatisema, Alba Maldonado, vicepresidenta de la asociación de juntas de acción comunal de Puerto Carreño (Asojuntas), entre otros más.

El taller se prolongó hasta el 22 de noviembre, más 16 horas en las que los asistentes recibieron formación en habilidades periodísticas, de seguridad, sostenibilidad, nuevas agendas y narrativas digitales. Como resultado, los asistentes, divididos en grupos, realizaron un producto destinado a las redes sociales, en donde se abordaban temas como las vías, la salud, el liderazgo femenino y el turismo.

Pero hubo una gran conclusión en el aire al final: en Puerto Carreño, en Vichada en general, es necesario propiciar espacios en los escenarios digitales que permitan a los diferentes sectores de la sociedad civil generar narrativas que amplifiquen sus sentires, sus necesidades, sus intenciones. Hay que hacer Ruido! para romper la barrera del silencio que diversas circunstancias han propiciado en el departamento.

El Ruido! que el 21 de noviembre alertó a los comunicadores, también se oyó en Cazuarito, una inspección del municipio de Puerto Carreño, ubicada a orillas del río Orinoco. Allí, el encuentro, que se prolongó por otros dos días, estuvo orientado a impulsar la creación de medios locales que sirvan para informar a la comunidad.

Durante los días 23 y 24, 15 asistentes, entre los que estaban estudiantes, profesores, el inspector de policía y líderes y lideresas de la comunidad, pensaron en proyectos comunicativos como una radio comunitaria, un equipo de perifoneo, una revista y una cartelera.

Nosotros (yo como representante de El Morichal y las personas de la Liga) llegamos a Cazuarito pensando que sus habitantes querían denunciar o visibilizar la falta de acceso a agua potable, los problemas de inseguridad, las dificultades en el comercio fronterizo porque la normativa colombiana obliga a hacer todos los trámites aduaneros en Puerto Carreño (a 70 kilómetros navegando por el Orinoco o a 100 por vía terrestre), la falta de empleo o de salud; pero no. Lo más importante para ellos era decir que Cazuarito se escribe con “Z”. La forma correcta de escribir el nombre de la inspección se convirtió en un vericueto ortográfico. En todos los documentos y hasta en Google aparece Casuarito con “S”. En el mismo caserío la confusión se hace visible. En la estación de policía aparece grande el Casuarito con S y en el mapa geográfico que está junto a la inspección de policía, con Z. Los locales dicen que es con Z y quieren que así se escriba. La palabra proviene del vocablo “cahuaro”, que en lengua indígena significa culebra.

Para zafarnos del entramado de confusión a la hora de escribir la palabra Cazuarito, en El Morichal habíamos tomado la decisión editorial, por allá en 2017, de escribirla con S, porque así la escribían en los documentos oficiales, así aparece en los mapas del Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC) y así se lee en Google. Sin embargo, a partir de ahora, en contravía de todo lo anterior, pero a favor de la comunidad, en El Morichal escribiremos Cazuarito con “Z”.

Con otro supuesto erróneo también llegamos a Cazuarito. La idea era incentivar a los asistentes de Ruido! a pensar espacios, canales de comunicación que se pudieran crear en la comunidad para comunicar lo que consideren importante comunicar. En tiempos de internet y redes sociales, lo fácil es creer que todo el mundo está pensando en una cuenta de Facebook, Instagram o Tiktok, incluso en un grupo de WhatsApp. Pero nada esto se asomó entre las iniciativas propuestas por la comunidad. Ellos quieren volver a lo tradicional: una cartelera, perifoneo con un bafle, una emisora comunitaria o un folleto. Ni siquiera unas niñas de entre 10 y 14 años, juntas las tres en el mismo grupo, pidieron algo relacionado con lo digital: ellas querían crear La Guacamaya, una revista de papel enfocada en el cuidado y entretenimiento de los más pequeños.

¿Por qué a los habitantes de Cazuarito no se les ocurre pensar una estrategia de divulgación apalancada en lo digital, en Internet o en las tecnologías de la información pese a que todos llevan consigo un teléfono inteligente? La respuesta que se me ocurre es que, la era digital ha llegado a medias a muchas poblaciones rurales de Vichada y Colombia como Cazuarito. Solo hace algunos meses cuentan con un servicio estable de telefonía celular, que funciona a medias para los datos, y el internet satelital llegó también hace poco por una iniciativa privada a la que muy pocos tienen acceso (conectar un solo dispositivo a la red wifi que se está expandiendo por el caserío cuesta $50.000 al mes). Por eso, las tecnologías de la información para ellos no son todavía una opción del todo viable.

Impacto y reflexiones finales

Los talleres de Ruido! En el Orinoco tuvieron un impacto significativo en ambas comunidades, fortaleciendo la capacidad de los participantes para contar sus historias y ejercer su derecho a la información. En Puerto Carreño y Cazuarito, los asistentes mostraron una gran disposición para aprender y compartir sus conocimientos, reconociendo la importancia del periodismo como un medio para mejorar la calidad de vida en sus territorios.

La iniciativa del Ministerio de Cultura y la Liga Contra el Silencio, apoyada por El Morichal, ha demostrado ser un puente entre los comunicadores locales y las herramientas necesarias para mejorar su labor informativa. Al finalizar ambos talleres, los participantes se llevaron consigo no solo conocimientos técnicos y teóricos, sino también un compromiso renovado con el periodismo como instrumento de justicia social y visibilidad para las regiones del Orinoco.

Estos talleres deberían ser solo el comienzo de un proceso más amplio que busca empoderar a los periodistas y comunicadores de estas zonas, fomentando una cultura de periodismo comunitario que pueda generar cambios significativos en sus comunidades.

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