Expedición en el Orinoco: La lucha por conservar a los delfines rosados de Vichada

Por Daniela Parra

El día comienza a las 5 a. m. en el muelle de Puerto Carreño (Vichada). Al fondo, se observa una franja naranja que se mezcla con el azul del cielo, creando una sombra que refleja la afloración rocosa de Venezuela. En una lancha, nos embarcamos rumbo a la Reserva Natural Bojonawi, a unos 20 minutos por el río Orinoco, donde nos esperaba el equipo encargado de la tarea que les relataré.

El inicio de una misión científica

Desde el punto más alto de la roca que adorna la entrada de la Reserva, el equipo admira el majestuoso amanecer que se alza detrás del imponente Orinoco. Entre conversaciones, muchas de ellas en inglés, nos presentamos ante el director científico de la Fundación Omacha, Fernando Trujillo, quien lidera esta expedición.

Su larga trayectoria le ha granjeado una excelente reputación en temas de conservación y estudio de los delfines de río, lo que lo ha llevado a recorrer el mundo en busca de estas especies que habitan algunos ríos de Sudamérica, África y Asia. Se calcula que en América existe un aproximado de 3.000 delfines de río, y más de la mitad de ellos han sido estudiados por Trujillo junto a su equipo de trabajo.

Con gran orgullo y la experiencia que los respalda, Fernando presentó a su equipo, con el cual, durante los próximos ocho días, recorrerán el río Orinoco en busca de las toninas.

Iniciamos por Mariella Superina, experta en osos hormigueros, perezosos y armadillos, es veterinaria y tiene dos doctorados; Ximena es la jefe de veterinarios en Amazonas y Orinoco, quien ha recibido capacitaciones en Estados Unidos, España, Brasil, y está formando en este campo a personas en Perú y Ecuador; José Jaramillo es ecólogo con experiencia en acústica con delfines y es observador de fauna marina en buques; Catalina es bióloga, lleva varios años con Omacha trabajando en temas pesqueros con delfines. A esta investigación se une Miguel, veterinario especialista en ecografías, quien está donando su trabajo junto con el ecógrafo. Finalmente, está María José, la persona encargada del componente de armadillos, porque después del trabajo con delfines, este gran equipo se movilizará a las sabanas a realizar estudios en armadillos, puesto que la Fundación cuenta con un programa de armadillos en Meta, Casanare, Arauca y por primera vez se incluirá a Vichada.

La investigación cuenta con el apoyo de varias organizaciones internacionales de conservación de fauna y flora, como la Fundación de Ayuda Animal (FIAA), que espera abrir una sede en Colombia este año. En representación de la FIAA, se encuentra Cristian Von Reitze, director de proyectos en Latinoamérica. FIAA también envió a su equipo de comunicaciones para iniciar con labores de promoción del trabajo dentro de Colombia, acompañados por periodistas internacionales que realizan el cubrimiento.

La presentación del equipo por parte de Trujillo termina con cinco pescadores, las personas que hacen posible materializar el trabajo de campo. Bajo el liderazgo de Mariano, quien ha acompañado al director de Omacha por más de una década en la investigación sobre los delfines rosados, los cinco pescadores se han convertido en guardianes del río. “Él mismo (Mariano) ha fabricado las redes”, explicó Trujillo. Y agregó: “Las redes que usamos son especiales, son para no lastimar al delfín, porque aquí usan redes de nylon, el nylon sí corta el delfín. Esto es algodón”.

Expertos unidos por los delfines

Así comienzan las labores en el extenso Orinoco. Tres embarcaciones acompañan el recorrido: una con cuatro pescadores y las redes especiales, otra con el equipo de profesionales y una última con un solo pescador, que, en caso de ser necesario, tiene espacio suficiente para subir al delfín. 

“Este trabajo se hace como parte de una evaluación de salud de delfines por toda Sudamérica con una iniciativa llamada SARDI – South American River Dolphins Initiative-, entonces empezamos a evaluar cómo los delfines podrían ser especies indicadoras de problemas en los ríos y comenzamos a tomar muestras, primero de mercurio, de tóxicos, luego de muestras de sangre para hacer como una evaluación de salud de los delfines, como si fueran seres humanos. Les realizamos ecografías para conocer en qué condiciones están los pulmones, los órganos y ya digamos tenemos todo un cuadro de diferentes delfines en diferentes partes de Sudamérica, y Colombia ha sido pionero también en todo este proceso”, explicó el director de la Fundación Omacha.

Al encontrar el lugar adecuado para la ‘captura’ del delfín, comienza una tarea contrarreloj. Es cuestión de minutos. Los delfines deben ser arrinconados lo más cerca posible de la playa para poder lanzar las redes de pesca al río.. De inmediato Fernando, junto a dos de sus compañeros se lanzan al río con el fin de sostener las redes y evitar que los delfines escapen. Fueron varias oportunidades de la misma tarea que equivalen a unos 30 minutos, por ser una red extensa y recogerla requiere de tiempo y esfuerzo.

Ya se sentía el inclemente sol de la mañana, que se reflejaba como un espejo sobre el río, pero el ambiente estaba lleno de risas, juegos y aprendizajes, con interesantes charlas sobre cómo debería potenciarse el turismo en Puerto Carreño, orientándolo hacia la naturaleza y la inversión en conservación, lo que traería beneficios para el municipio y el departamento.

Para realizar esta investigación, deben transportar grandes equipos para mantener la cadena de frío en las muestras de sangre, equipos de monitoreo, una enorme carpa para ubicar al delfín, entre muchos otros insumos necesarios para un largo día sobre el río.

Después de varios intentos, se logra. Es una coordinación entre todos los participantes para conseguir un trabajo complejo en solo 12 minutos de tener al delfín fuera del agua. Para conocer la estabilidad del animal, se le mide la respiración. En condiciones normales, el mamífero cetáceo no debería superar ocho respiraciones por minuto, si se pasa de ese número es un claro indicador del estrés que está sufriendo y podría poner en riesgo su salud.

En esos minutos, ubican al delfín en la playa más cercana y comienza la tarea. Cada uno tiene una función específica, y todo se realiza de manera paralela para no perder tiempo. Es difícil imaginar lo emocionante y maravilloso que es presenciar acciones como estas, realizadas por personas capacitadas que trabajan con tanta dedicación para proteger lo que muchos dañan.

En este proceso seleccionaron dos delfines para la instalación de un dispositivo que permite rastrearlos. “Se marcaron satelitalmente delfines para seguirlos y saber cuáles son sus áreas más importantes donde tienen sus crías, donde se alimentan y de alguna manera generar procesos de conservación, por eso estamos muy interesado en esta área del Ramsar Bita y todo esto que corresponde a la Reserva de Biósfera del Tuparro. Para el departamento del Vichada es superimportante porque es uno de los sitios donde se ven mejor los delfines, que aquí les dicen toninas”, explicó Trujillo.

Luego de varias horas navegando el Orinoco volvemos a la reserva Bojonawi con el fin de tomar energías para la jornada de la tarde, en este espacio, Fernando se sienta con nosotros contándonos su recorrido en este trabajo: “Nosotros hemos venido desde 1995 con la Fundación Omacha estudiando los delfines, quiere decir, ya son 30 años que llevamos aquí en el área de Puerto Carreño haciendo evaluaciones de los delfines. Más o menos hemos visto que sus poblaciones se han mantenido relativamente estables sobre todo en las áreas donde se hallan más peces; es una zona de frontera, es una zona donde los delfines van arriba, abajo hacia Venezuela o suben hacia el Guainía; hemos hecho ya tres expediciones que llamamos la ruta de Humboldt, partiendo desde Puerto Carreño hacia Inírida”.

Esto quiere decir que existe una relación entre la pesca y los delfines, por eso, Omacha y WWF han venido trabajando de la mano con la Aunap para actualizar las normativas pesqueras, donde hace un par de años se logró una nueva normativa pesquera dentro del Ramsar Bita, además ser una zona -OMEC- que se refiere a Otras Medidas Efectivas de Conservación Basadas en Áreas.

Las OMEC contribuyen a lograr la conservación de al menos 30% de las áreas terrestres y marinas del planeta, especialmente las de particular importancia para la biodiversidad y sus aportes al bienestar humano, a través de sistemas de áreas protegidas integrados en paisajes más amplios, efectivos, ecológicamente representativos, bien conectados y manejados de forma equitativa, las cuales fueron definidas en la Decisión 14/8 de 2018 del Convenio sobre la Diversidad Biológica. 

Vichada es pionero porque cuenta con estudios y un río de gran biodiversidad, que ha servido como ejemplo para el resto del país en la implementación de medidas de conservación. Aunque es un ejemplo, no es perfecto. Es necesario trabajar de manera más articulada con la Gobernación, la Alcaldía y todas las autoridades para consolidar políticas públicas que apunten a la protección de los ríos y su biodiversidad. El río Bita fue ejemplo a nivel nacional porque gracias a los estudios realizados en él, sirvió de punto referencia para reconocer los ríos como sujetos de derechos.

Una apuesta por el futuro de Vichada

En todo esto los delfines juegan un papel muy importante porque han permitido visibilizar al departamento del Vichada, ubicándolo como uno de los sitios más importante para la conservación de las especies amenazadas acuáticas y además de ser el lugar donde se pueden apreciar estos ejemplares de manera más fácil, además convertirse en un atractivo turístico cuidadoso con el ambiente.

Fernando menciona que el turismo y el respeto por la naturaleza pueden coexistir si se gestionan adecuadamente. Durante años, han observado cómo el Amazonas ha explotado su potencial natural hasta convertirse en el destino soñado de nacionales y extranjeros, algo que no sería difícil de lograr en el departamento de Vichada con una buena inversión en hotelería, comercio y aerolíneas que fomenten la llegada de turistas a la zona.

Por la profundidad, el color y la cercanía de sus aguas, se podría decir que el lugar más amable para el avistamiento de delfines rosados es Puerto Carreño, además de poseer una riqueza en aves, y dicho por una persona que ha recorrido el mundo. “El departamento de Vichada es único, tiene unos paisajes no que encuentran en otras partes, y cuenta con el tercer río más grande del planeta, un rio icónico que se comparte con Venezuela, tiene el escudo Guayanés”, dijo Trujillo.

La Fundación Omacha ha estado capacitando a guías locales en observación responsable de delfines. Antes de la pandemia, el turismo generaba 8.3 millones de dólares anuales, siendo el principal objetivo de los visitantes al Amazonas conocer los emblemáticos delfines rosados. En contraste, un delfín muerto solo generaba alrededor de 25 dólares al ser usado como carnada. Trujillo tiene claro que el turismo natural puede traer riquezas al departamento y fomentar una cultura de cuidado, evitando prácticas como las quemas, la pesca a gran escala y la caza, que ponen en riesgo la biodiversidad y afectan negativamente al turismo.

Listos para la segunda jornada de la expedición, repiten la misma tarea de la mañana, logrando capturar a otro ejemplar de esta especie, con el objetivo de obtener una muestra de 10 delfines rosados del Orinoco para los estudios correspondientes.

Es importante destacar que estas actividades se realizan bajo los más altos estándares, causando el menor daño posible a los delfines. Incluso, si se encuentra algún ejemplar herido, se le realizan maniobras de curación para devolverlo al río en óptimas condiciones.

La naturaleza nos despide con un hermoso atardecer en medio del Orinoco, mientras regresamos a Puerto Carreño.

One thought on “Expedición en el Orinoco: La lucha por conservar a los delfines rosados de Vichada

  1. Magnifica labor la que realizan por estos magnificos animales y la conservación de estos paradisiacos lugares
    Felicitaciones

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