¿Estamos listos para regresar a la escuela en agosto?

Por: Julio César Hidalgo

El Covid-19 ha impactado a todos los sectores de la sociedad colombiana y del mundo, al transporte aéreo, turismo, deporte, comercio, y muchas otras actividades económicas y cotidianas han sido afectadas por las medidas de cuarentena, aislamiento social y distanciamiento físico a que ha sido sometida la población para prevenir, mitigar y reducir el riesgo de contagio del nuevo coronavirus.

El sector educativo no es la excepción, se calcula que más de 1.370 millones de estudiantes de 138 países no tienen clases normalmente por el cierre de colegios y universidades. En Colombia son más de nueve millones de estudiantes afectados y en el departamento de Vichada son aproximadamente 21.000, que están estudiando en sus casas hace ya tres meses con el acompañamiento de sus padres y la asesoría a distancia de los maestros.

El Ministerio de Salud calcula que el pico más alto de contagios por Covid-19 en el país se presentará en el mes de agosto, periodo en que el Gobierno nacional sugiere reaperturar los colegios con clases presenciales bajo el esquema de alternancia, modelo que no es más que la combinación de estrategias de trabajo educativo en casa con encuentros presenciales en la escuela consentidos por las familias y los estudiantes, previo diagnóstico de cumplimiento de las condiciones de bioseguridad para preservar el bienestar de la comunidad educativa, así lo define los lineamientos expedidos por el Ministerio de Educación Nacional-MEN-, publicados en su página web el sábado 13 de junio.

Luego de conocerse los lineamientos y sus doce anexos técnicos, las secretarías de educación de Antioquia, Quindío, Bogotá; organizaciones como Fecode, la agremiación de colegios privados, asociaciones de padres de familia y de directivos docentes; han manifestado su desacuerdo con el Gobierno nacional con la implementación del esquema de alternancia; sugiriendo finalizar el presente año escolar con los alumnos estudiando en casa.

En virtud de lo anterior, surgen muchos interrogantes, como, por ejemplo, ¿En escasas seis semanas estarán listos los protocolos en todos los colegios? ¿Alcanzan los tiempos para hacer las adecuaciones y adquirir todos los elementos necesarios para cumplir los protocolos que se definan? ¿El ministerio y la gobernación asignarán oportuna y suficientemente los recursos para que las escuelas cuenten con todas las condiciones para garantizar la bioseguridad a estudiantes, profesores, administrativos y demás personal? ¿Persistirá el temor de la mayoría de los padres de familia de enviar nuevamente a sus hijos a la escuela? ¿Cuál será el comportamiento del Covid-19 en el departamento en el mes de agosto? ¿Cuántos estudiantes, maestros, directivos, administrativos no podrán ir al colegio por su edad y/o padecer de enfermedades crónicas que los hace más vulnerables?

Son preguntas bastante complejas de resolver y que requieren de mucho análisis para poder despejar y por esa vía responder la pregunta enunciada en el título de esta columna; sin embargo, en mi condición de rector de una institución educativa, conocedor de los lineamientos de alternancia y sus anexos, de la realidad actual de muchas escuelas, de la lentitud de la gestión pública en general, etc; me atrevo a afirma que resulta muy difícil para la mayoría de las instituciones educativas del país y del departamento atender a los estudiantes en sus aulas; y para que algunas escuelas lo puedan hacer, es necesario que por lo menos, se cumplan mínimo las siguientes condiciones:

Primero, liderazgo de la secretaría de educación y de los directivos docentes en la formulación de los diferentes protocolos, con el apoyo de la secretaría de salud, instrumentos necesarios para establecer los diagnósticos de cada sede educativa y la definición del plan de compras de los insumos y realizar adecuaciones correspondientes en la infraestructura.

Segundo, giro inmediato de los recursos económicos a los fondos de servicio educativo de los colegios para que ejecuten su plan de compras; si centralizan en la gobernación esta contratación el proceso es más lento, engorroso y costoso.

Tercero, involucrar al gobierno escolar, padres de familia, estudiantes y maestros en la toma de decisiones, apoyar el alistamiento, implementación del plan de contingencia y la verificación de la existencia de todas las condiciones de bioseguridad que garanticen efectivamente su salud y bienestar.

Finalmente, y no menos importante, es necesario que las autoridades sanitarias, administrativas, fuerza pública, continúen con la implementación de medidas para evitar nuevos casos positivos para Covid-19, como también urge mayor cultura ciudadana, representada en la práctica de medidas de autocuidado y protección.

Sin lugar a dudas es un enorme reto que nos corresponde a todos, si cada quien hace su tarea podríamos intentar tener a los niños y jóvenes nuevamente en la escuela, donde deberían estar, y así poder ayudar a alivianar las cargas a aquellas familias que no tienen condiciones reales para que sus hijos puedan aprender en casa, por su pobreza, carencias y vulnerabilidad; porque muchas obtienen el sustento del rebusque y la informalidad. Lo que merecen en estos difíciles momentos es nuestra solidaridad y la mano tendida.

¡La educación es el camino!

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