Así fue la violencia provocada por los paramilitares en Vichada entre 1990 y 2005
Durante 15 años, entre 1990 y 2005, los paramilitares utilizaron un amplio repertorio de violencia para obtener el dominio territorial de buena parte de los departamentos de Meta y Vichada. Aunque esa fue una etapa difícil para la población vichadense, ya superada, el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) revive esos momentos a través de un informe presentado hace un par de días, denominado “Violencia paramilitar en la Altillanura: Autodefensas Campesinas de Meta y Vichada”.
Según el informe, entre las principales formas de violencia empleada por los paramilitares fueron la “limpieza social”, con el 61% de las víctimas afectadas; luego están los homicidios selectivos (39%), la desaparición forzada (37%), la tortura (22%), las lesiones personales (10%), la violencia sexual (6%) y el secuestro (6%). Detrás de todas estas formas de violencia, la táctica era la intimidación de la población civil, con el objetivo de instaurar un orden paramilitar que les permitiera controlar el territorio y a la población.
Las Autodefensas Campesinas de Meta y Vichada (ACMV) actuaron en la región de la Altillanura de los Llanos Orientales, particularmente en los municipios de Puerto López y Puerto Gaitán en el Meta; y Santa Rosalía, La Primavera y Cumaribo en el Vichada, entre 1990 y 2005. Durante ese tiempo, este grupo cometió un importante número de victimizaciones contra la población civil, relacionadas con graves violaciones a los derechos humanos e infracciones al Derecho Internacional Humanitario (DIH).
El informe sobre las ACMV establece la estructura, los hechos, las circunstancias y las actuaciones de este grupo paramilitar, a partir del seguimiento de su trayectoria en términos de expansión territorial y de sus relaciones e impactos sobre la población y diversos actores sociales, políticos, institucionales y territoriales.
El accionar del grupo, bajo el discurso de combatir la guerrilla, implicó el estigma y el ataque permanente hacia ciertos sectores de la población. Los ataques sistemáticos del grupo paramilitar contra quienes transgredían su control y pretendido orden social, se enfocaron en personas que se resistían abiertamente a sus imposiciones, discriminando especialmente a mujeres, población LGTB, niños, niñas, adolescentes e indígenas. Esto ocasionó múltiples afectaciones, entre ellas el debilitamiento de las expresiones organizativas y políticas de la población civil.
El informe también de cuenta de cómo el Alto de Neblinas fue un lugar vital para los paramilitares en el control de la región, “debido a su ubicación sobre la única vía de comunicación con el Vichada y la zona de extracción petrolera de Campo Rubiales: allí se instaló la principal base de mando y un retén con el cual la organización controló la movilidad hacia el Vichada y el sur de Puerto Gaitán. Esto permitió mejorar sus finanzas mediante el cobro de impuestos a carrotanques provenientes del campo petrolero y del negocio del narcotráfico originario de Vichada”.
Además, entre 1999 y 2001 las ACMV consolidaron las bases de Guanape y Sunape, ubicadas en el municipio de Cumaribo, comandadas por Deyver Vargas, conocido por los alias de Cristóbal o 520. Así mismo, el grupo paramilitar ubicó un retén en la carretera que va de Puerto Gaitán a Puerto Carreño y otro en la carretera que conduce de Puerto Gaitán a Puerto Príncipe, con el propósito de ejercer control sobre quienes estaban vinculados a la economía del narcotráfico en estos lugares.
La presencia de los paramilitares en territorio también será recordada por dos masacres inaceptables. El 5 de julio de 1998 incursionaron en la vereda de Puerto Oriente, ubicada en Cumaribo. “La conocida como “masacre de Puerto Oriente” o “masacre de El Planchón” se perpetró sobre el río Vichada: Allí asesinaron a un número indeterminado de pobladores que cruzaban el río Vichada en un planchón, de los cuales solo 11 cuerpos fueron recuperados. Entre las víctimas se encontraban dos menores de edad de 14 y 15 años. Varios fueron descuartizados y otros arrojados al río Planas cuya corriente confluye con el Vichada. Tres de los once cadáveres no pudieron ser identificados”, detalla el informe del CNMH.
La segunda incursión paramilitar fuerte en Vichada fue la de 1999, la masacre del 3 de mayo ocurrida en la inspección de San Teodoro, del municipio de La Primavera en Vichada, donde las ACMV, conjuntamente con el Bloque Centauros y las ACC, asesinaron cuatro civiles “con el pretexto de buscar y combatir a alias ‘Narices’ y ‘Napo’ del Frente 16 de las FARC”. Los grupos paramilitares dispararon indiscriminadamente contra la población civil y luego de perpetrar el homicidio de cuatro habitantes de la inspección saquearon e incineraron las viviendas, lo que derivó en el desplazamiento forzado de la mayoría de la población de San Teodoro.
Para realizar el informe laDirección de Acuerdos de la Verdad del CNMH recopiló los relatos y las voces depersonas oficialmente reconocidas como desmovilizadas del Bloque Calima y otrosgrupos paramilitares, quienes firmaron los Acuerdos de Contribución a la Verdady la Memoria Histórica en el marco de la aplicación de la Ley 1424 de 2010, quebusca diseñar e implementar un Mecanismo no Judicial de Contribución a laVerdad y la Memoria Histórica.
Fotos Portada: Centro Nacional de Memoria Histórica y Verdad Abierta
Que texto tan frágil de verdad, hemos tenido peores masacres que otras partes del.país (igualmente dolorosas) pero el continuo homicidio de personas en asocortomo y lanzadas al río tomó, o la de cerca de 300 paramilitares entre puerto oriente puerto Príncipe dónde relataban a los combatiente con tiros de gracia son baños de sangre no visibilizados, así como.los cientos de.muertos en el placer, werima, chupave, pto Príncipe, chaparral, en la bonanza cocalera, hoy sus familiares no sabe que pasó. Comisión de la verdad, falta más información.