Urbanización María José: viviendo con un pozo séptico destapado
Durante la temporada de lluvias hay días en los que en la urbanización María José las aguas negras corren frente a las casas, generando una pestilencia insoportable y provocando la proliferación de toda clase de insectos.
María José es un pequeño suburbio de 20 casas incrustado en la última esquina del barrio Galán de Inírida, sobre la calle 35 con carrera 3, que fue construido bajo la administración del alcalde Óscar Delvasto (2012 – 2015).
La ilusión de los residentes de la nueva urbanización era tal que, no se detuvieron en reparos. “Yo toda la vida pagando arriendo, recibir la casa fue una alegría inmensa”, dijo Gladys Zabala, una habitante y líder social de María José.
Pero con los meses, y sobre todo con los constantes y torrenciales aguaceros del Guainía, los malos detalles fueron floreciendo. La comunidad llevaba dos años disfrutando de un pequeño parque ubicado en la entrada del vecindario, cuando en realidad estaban parados sobre un enorme pozo séptico.
“Nosotros hacíamos pesebres, pensando que era un patio para podernos integrar, pero poco a poco se iba desmoronando y cuando nos dimos cuenta, estábamos en la mitad del pozo”, dijo, con angustia, Zabala.
En María José la gente no vive feliz, vive resignada. Se les nota en la mirada. Los niños y los adultos reflejan una profunda tristeza, que se percibe en el ambiente. Es como si la podredumbre que los ha arropado durante los últimos años les hubiese marchitado el alma.
Un día, bajo una tenue llovizna de mediados de octubre, Silvia Cruz aseguró que, aburridos de los zancudos y los insectos, algunos vecinos se marcharon. En 2016 una hija suya enfermó de un pulmón y el médico les dijo que pudo ser por el agua o por el aire contaminado. “Le duele a uno la cabeza de oler eso”.
Con la problemática, todos han sufrido por igual en María José, pero los niños llevan un desgaste silencio por no tener un lugar adecuado para el esparcimiento. Además, “cuando iban a estudiar no podían agarrar el bus porque apenas salían el patio estaba inundado de aguas negras”, dijo la líder social.
El pozo tiene un pequeño espacio, de un metro cuadrado aproximadamente, que está descubierto, escasamente señalizado con un tronco en la parte superior, que, ya ha provocado la muerte de varios animales, y es riesgo inminente para un accidente para los humanos.
“Lo que queremos en ese patio es un parque para la recreación o una caseta para la comunidad, no un pozo séptico”, manifestó Zabala.
Soluciones inservibles
En la capital del Guainía los problemas en el alcantarillado son generalizados -según el alcalde Pablo Acosta al menos el 70% debe ser intervenido-, pero una de sus mayores expresiones es la que se manifiesta en la pequeña urbanización. Las 20 viviendas están conectadas a un tubo que termina en un gran pozo que ya está full.
La única solución que ha encontrado la Alcaldía es vaciar el séptico con una motobomba, enviando las aguas por medio de una manguera hacia una alcantarilla -que tampoco va a ningún lado-, ubicada en la calle 35. Por su parte, los vecinos le fueron abriendo al patio un canal de desagüe que bota las aguas negras al respaldo de María José. Puntualmente, lo que ocurre es que, de cualquiera de las dos formas, se traslada la problemática de un lugar a otro.
Hace años, buscando respuestas, la líder social Gladys Zabala interpuso una tutela en contra de la Alcaldía y logró que la administración del entonces alcalde Camilo Puentes (2016 – 2019) interviniera el problema. En 2017 se ejecutó un contrato por 40 millones de pesos para la “construcción y optimización del pozo séptico”, arreglos que según la comunidad sirvieron para mitigar la problemática durante menos de un año.
Y por parte de la actual administración tampoco se vislumbra una solución. El alcalde Acosta le dijo a EL MORICHAL que “la capacidad que tiene la red es insuficiente, siempre se va a presentar ese tipo de situaciones”. El gobernante recalcó que “se requiere de un Plan Maestro de Alcantarillado que reemplace toda la red y tenga plantas de tratamiento de aguas negras o residuales”, proyecto del que han venido hablando las últimas administraciones municipales, pero que ha avanzado poco; y de llegar a materializarse, tardaría años su construcción.
¿Agua contaminada?
A 15 metros del pozo séptico la urbanización María José tiene un pozo acuífero del cual se abastecen de agua las 20 viviendas, lo que hace pensar que el líquido que utilizan cotidianamente puede estar contaminado.
“Hace tres años vinieron los de saneamiento de la Secretaría de Salud y dijeron que estaba contaminado. Yo creo que ahora más”, dijo la líder social.
Los que pueden compran agua potable para el consumo, los que no, la hierven. Pero se bañan y lavan ropa, sin el adecuado tratamiento del líquido.
Es tarea de las autoridades pertinentes, tomar cartas en el asunto.
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