Revocatoria, más allá del Sí y el No
Por: Edwin Suárez
Puerto Carreño se encuentra hoy en una verdadera encrucijada política, la revocatoria al alcalde Marcos Pérez Jiménez. Luego de un año y medio de gobierno el burgomaestre tiene que enfrentar una contiende electoral que pretende sacarlo de su administración por la puerta de atrás. De ocurrir sería una situación bochornosa para el alcalde teniendo en cuenta que desde que existe el derecho a la revocatoria del mandato se han promovido por lo menos un centenar en el país, pero ninguna ha logrado su cometido.
Entonces, ¿cuál es el panorama en el caso de Puerto Carreño? Se pueden hacer varias lecturas al respecto, pero la palabra definitiva se dará en el momento en que se termine contar el último voto y se conozca oficialmente el resultado.
Lo primero que hay que decir es que si el comité promotor de la revocatoria logró reunir las firmas exigidas por la Registraduría es porque hay algún tipo de descontento de los firmantes hacía la administración municipal, pero eso no garantiza que cada una de las firmas se traduzca en un voto a favor del Sí.
El otro panorama se hace visible en las redes sociales donde la gente del No ha sabido canalizar el mensaje y multiplicarlo obteniendo un balance de alcance positivo.
Sin embargo, más allá de la connotación política que este proceso pueda tener, ¿de qué manera influye realmente en lo administrativo?
Varias cosas pueden pasar. Uno, sacar al alcalde actual y poner uno nuevo no significa que realmente se presente un cambio frente a las decisiones o actuaciones que ocurren hoy en día, partiendo del principio que el nuevo alcalde debe llegar a terminar el Plan de Desarrollo que ya fue aprobado por el Concejo Municipal. Además, tal y como expuso Giovanny León en un comentario a un artículo publicado en www.elmorichal.com, “es muy prematuro adelantar un proceso de revocatoria por incumplimiento a metas de un Plan de Desarrollo, toda vez que los Municipios y Departamentos en general aún se encuentran en proceso de gestiones para materializar en el tercer y cuarto año los proyectos que apuntan a esas metas y objetivos”.
Otra de las reflexiones expuesta por León es que “se causa un daño enorme al Municipio, considerando que al momento de darse una revocatoria genera ingobernabilidad por un periodo de tiempo el cual a futuro se traduce en que el Departamento Nacional de Planeación hace recorte presupuestal al no cumplirse las metas establecidas en dichos planes de desarrollo”, y en ese caso “el daño no es para el Alcalde sino para el municipio en general”, puntualiza Giovanny León.
Sin embargo, pese a todas las razones que se tengan para desvirtuar un proceso revocatorio, tal y como se lee en la página de la Registraduría Nacional, “los habitantes de un determinado municipio o de un departamento de Colombia pueden pedir que sus alcaldes o gobernadores sean retirados de sus cargos cuando exista insatisfacción general de la ciudadanía frente a la labor del mandatario o mandataria, o se presente incumplimiento del Programa de Gobierno”. Solo hay una cosa que decir, citando a Ernesto Cortés –periodista del periódico El Tiempo-, “Si van a revocar, al menos háganlo con conocimiento de causa, no por enojo o frustración, ni por lo que dicen las redes”.
¡Al fin y al cavo solo el tiempo dirá quién tenía la razón!