
Proyecto ‘Vida Silvestre’ presentó resultados en los llanos orientales
Entre otros logros, se destacan el establecimiento de un gran corredor biológico para la vida silvestre; la reintroducción de uno de los reptiles más amenazados del mundo; el cuidado a las playas de anidación de la tortuga charapa; y la siembra de especies nativas.
El pasado 11 de octubre, en Puerto Carreño, Vichada, las instituciones que forman parte del Proyecto Vida Silvestre presentaron los resultados alcanzados, por parte de esa iniciativa, en la Orinoquía colombiana. Este proyecto, que nació hace tres años, busca proteger diez especies de flora y fauna en dos extensas áreas de Colombia: el Magdalena Medio y los Llanos Orientales.
En el primer escenario, la lista incluye al Bagre rayado, al Manatí del Caribe, la Marimonda del Magdalena, el Paujil de Pico Azul y el árbol de Carreto Colorado. Y en lo que tiene que ver con nuestras hermosas sabanas, allí han sido objeto de especial cuidado la Palma de Moriche, el árbol de Congrio, el Caimán Llanero, la Tortuga Charapa y la Danta.
Todas estas especies tienen algo en común: la constante presión que reciben de parte de los seres humanos, espacialmente por actividades asociadas con la cacería, la tala de los bosques, la pesca indiscriminada y, en general, la propia transformación de los ecosistemas.

“Al conservar estas diez especies y los lugares en los que ellas viven, también estamos protegiendo otras plantas y otros animales que son igualmente importantes para la vida de los bosques, los ríos y las sabanas de la Orinoquía”, señaló Carlos Saavedra, gerente del Proyecto Vida Silvestre.
Diez organizaciones de carácter ambiental fueron las encargadas de implementar, en campo, las distintas acciones programadas para favorecer las condiciones de las plantas y los animales escogidos. En los Llanos Orientales, esas organizaciones fueron: Fundación Orinoquia Biodiversa, Yoluka ONG, Fundación Omacha, Corporación Ambiental La Pedregoza y Fundación Palmarito-Casanare.
Su quehacer comprendió hacer largos recorridos para establecer los sitios de trabajo; instalar cámaras trampa para comprobar, a ciencia cierta, qué animales existen en determinados lugares de la Orinoquía; montar viveros con especies nativas para realizar posteriores siembras en áreas estratégicas; cercar extensas zonas para delimitar corredores naturales que permitan la libre movilidad de la fauna; concientizar a un buen numero de pobladores sobre la importancia de proteger la flora y la fauna silvestre; impulsar y gestionar la declaración de varias Reservas Naturales de la Sociedad Civil; y hacer monitoreo permanente de las especies objeto del proyecto. Hoy, estos y otros resultados pueden cuantificarse así:
73.000 hectáreas en la cuenca del rio Bita que son corredor biológico para la danta.
También en la cuenca del río Bita, 29.770 hectáreas privadas donde se protege a la danta, al moriche y al congrio. De estas, 21.745 hectáreas cuentan, de forma exclusiva, con acuerdos voluntarios de conservación.
En Cravo Norte, Arauca, 3.322 hectáreas amparadas bajo la figura de Reservas Privadas de la Sociedad Civil.
Cerca de 500 hectáreas en proceso de restauración. La cifra incluye 44 hectáreas de siembra de moriche, congrio y otras especies nativas, y 28 hectáreas de bosque con enriquecimiento.
Establecimiento de cinco viveros comunitarios para restaurar el hábitat de la danta.
Más de 6.000 plántulas de moriche propagadas y sembradas, al igual que 15.000 plántulas de congrio.
Reintroducción de 41 caimanes llaneros en el río Tomo.
Más de 2.500 hectáreas de playas de reproducción de la charapa, cuidadas por comunidades locales.
Más de 100.000 tortuguillos de charapa nacidos en condición natural.
Protección efectiva de una población de 1670 hembras adultas de Tortuga Charapa durante la época reproductiva.
Creación del grupo de Padres adoptivos de la charapa en la vereda la Virgen, Arauca.
No cabe duda que son números alentadores, y dan una esperanza a todas estas especies. Sin embargo, “este no puede ser el final -señala Germán Forero, Director científico de WCS-“. Y agrega: “es necesario que en torno a estos importantes logros, los llaneros mantenga un férreo compromiso que debe trascender el mediano y el largo plazo”.
El Proyecto Vida Silvestre es financiado por Ecopetrol y por la Fundación Mario Santo Domingo, y cuenta con el liderazgo técnico de WCS (Wildlife Conservation Society).