Opinión: A propósito de la revocatoria en Puerto Carreño

Por: Julio Cesar Hidalgo

Independencia y libertad pilares de la democracia

La fallida revocatoria del alcalde de Puerto Carreño el pasado 30 de julio dejó ver algunos hechos para reflexionar y concluir que no fue del todo una fiesta democrática; sino “el día del susto”, lo digo porque como jurado de votación, escuché a un votante diciendo “que tal que me linchen a la salida”, pues en la calle aledaña al sitio de las elecciones, un grupo de airados seguidores de uno y otro bando se sacaban los cueros al sol, se insultaban y casi se iban a los puños, de no ser por la oportuna reacción de la policía.

Se percibía en la administración municipal cierto nerviosismo porque los resultados fueran adversos, por esos vimos a muchos personajes haciendo videos, tomando fotos y presionando a los ciudadanos para que fueran a las urnas o se abstuvieran. Vi a muchos que  promovían la revocatoria encaminando como borregos a los incautos electores, muchos de ellos algo despistados, tanto así que no tenían ni idea de cómo marcar el tarjetón. Creo definitivamente que no fue del todo una jornada democrática, lo digo porque ganó la abstención, que fue la estrategia a la que le apostó el alcalde y que en términos legales es válida y le funcionó.

Me abstuve de votar, no por temor, ni por algún guiño del alcalde, lo hice por convicción propia, actué con libertad y autonomía. Los argumentos de los promotores, muy respetables por cierto, no me convencieron del todo, a demás sospeché, no sé si tenga razón y no pretendo que me la concedan, que algo más se cocinaba tras bambalinas, pues tengamos presente que en marzo del próximo año debemos elegir a nuevos representantes a la cámara.

Por estos días de celebraciones patrias, de libertad,  como los son el 20 de julio y 7 de agosto debemos reflexionar sobre el verdadero sentido de las palabras independencia y libertad las cuales dan sentido y fundamentan la democracia, que no es más que la condición de que en el pueblo resida el poder como constituyente primario; pero  desafortunadamente ese pueblo casi siempre vemos que es manipulado, engañado, confundido por una dirigencia política tradicional, que en muchos casos persiguen intereses particulares y partidistas, soslayando de tajo las expectativas y el desarrollo de la comunidad, políticos que se   atornillan en  el poder y muchos de ellos protagonizan escandalosos actos de corrupción que ni vale la pena citar y son el pan de cada día en los medios de comunicación.

Vemos una crisis generalizada y los partidos políticos no son la excepción, los liberales y conservadores hace más de 20 años no han podido elegir presidente, de ese tiempo acá los mandatarios han sido elegidos producto de alianzas, estos días el Partido Social de Unidad o partido de la U, fortín del segundo mandato de Uribe y los dos gobiernos de Santos, sabe que no tiene la capacidad de elegir al próximo presidente de los colombianos, por eso no tienen candidato propio y buscan un candidato que siga desarrollando los acuerdos de la Habana.

Comento lo anterior porque si lo contextualizamos a las regiones es la misma realidad, los directorios departamentales no tienen liderazgo genuino, no son más que unas agrupaciones cerradas,  temporales y anacrónicas, que se activan solo meses previos a las elecciones, fechas en las que los ciudadanos de a pie cobramos valor.

Creo que el Vichada está careciendo de verdaderos líderes que surjan desde las bases sociales y comunitarias, que tengan una relación horizontal con todos los sectores de la sociedad y en consecuencia sean representación legítima del pueblo y para el pueblo, pueda que suene a comunismo; pero dejo claro que en lo político no me identifico con ninguna postura extrema de izquierda ni de derecha, mucho menos con aquellas que se han venido camuflando de centro.

Ojalá que las próximas elecciones sea una verdadera fiestas democráticas, donde los ciudadanos ejerzan libre, pero sobre todo de manera conscientemente el derecho a elegir y ser elegido, para no tener luego que lamentarnos y sin embargo seguir eligiendo equivocadamente a nuestros gobernantes.

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