La visión de Colombia y el mundo está en volver la Orinoquía productiva
El Centro de Estudios de la Orinoquía hace parte de la Universidad de los Andes, una de las más prestigiosas del país.
Este centro fue creado en enero de 2013 y su principal gestor fue Carlos Montenegro quien desde entonces lo dirige.
El Morichal: ¿Para usted que representa la palabra Orinoquía?
Carlos Montenegro: para mí la palabra Orinoquía significa parte de la cuenca del río Orinoco que tiene unas particularidades ambientales y ecológicas muy importantes.
EM: ¿para el país la Orinoquía qué representa?
CM: representa una región por explorar, por explotar con unos recursos naturales gigantescos.
Mucha gente conoce de la Orinoquía lo que se dice en la prensa, lo que el Gobierno ha dicho, y se dice que es la despensa agrícola de Colombia. Eso es lo que la gente ve y siente.
Hay que hacer el desarrollo de la Orinoquía con un cuidado inmenso.
EM: uno de los objetivos del CEO es el de participar en forma activa y eficiente en el desarrollo y en la construcción de un futuro próspero, sostenible y pertinente para la región. Eso en el día a día cómo se traduce, de qué manera vienen trabajado…
CM: nosotros vamos a participar en el cambio, en la transformación. Nosotros no nos vamos a sentar acá en Bogotá escribiendo o pensado sobre la Orinoquía, definiendo cómo podrían ser las cosas o que riesgos hay.
Nosotros queremos ir allá, estar allá, trabajar con la gente y entender lo que la gente de la Orinoquía quiere hacer.
Hemos formulado cerca de 30 proyectos, todos han venido de necesidades de la región. Pero no solo queremos formular los proyectos, queremos ejecutarlos.
EM: para el caso de Vichada, ustedes vienen adelantando un proyecto sobre el marañón. Qué tan lejos se puede llegar con este proyecto, este producto.
CM: el marañón es una materia prima increíble. Hemos identificado el marañón con un potencial en todos los sentidos, está la nuez, que es lo que nosotros estamos procesando.
Lo que hacen Brasil con el marañón es increíble. Yo quiero que se entienda que del marañón se pueden derivar muchísimas cosas.
Para nosotros el proyecto del marañón es un proyecto estrella porque estamos generando una transformación en la gente, porque los resultados académicos han sido muy buenos y vamos a replicar este proyecto en otras cadenas, con chontaduro en Guaviare, y con cultivos frutales.
EM: cuál es el potencial de Vichada a corto, mediano y largo plazo.
CM: el potencial de Vichada es gigantesco porque tiene unas condiciones climáticas y de terreno, especiales.
Hay un grupo muy grande de forestales, ellos ven la zona entre el río Bita y el Meta con un potencial forestal gigantesco. Hace poco estuve en una presentación donde unos inversionistas de Sudáfrica van a venir a hacer una inversión importante en tema forestal.
Yo pienso que el tema de la ganadería puede ser sumamente importante también. Están también los cultivos cortos, la soya el arroz.
Pero queremos motivar las pequeñas empresas, las pequeñas fincas haciendo cosas como el marañón, la caña…
EM: para el caso de Guainía, han trabajado algún proyecto.
CM: allá tenemos un proyecto que ya está formulado con Unillanos, en peces ornamentales. Nosotros creemos que ahí hay una riqueza gigantesca que está siendo extractiva, es un negocio monstruosamente grande.
También hay una cantidad de plantas endógenas de la región que nosotros debemos entender y saber aprovechar, pero en principio estamos hablando de peces ornamentales.
Estamos muy interesados en temas de salud y educación, que son proyectos paralelos con el mejoramiento del entorno en Inírida.
EM: cuál es el sector con mayor potencial en Guainía.
CM: yo considero que hay un tema que no se ha explotado que debería, es el tema del turismo.
EM: teniendo en cuenta la coyuntura del país, cuál va a ser el impacto del proceso de paz en la región de la Orinoquía, en departamentos como Guainía y Vichada.
CM: la única forma de lograr la paz, y eso se ha dicho, es en las regiones. Tenemos que lograr que las personas que están en las regiones tengan unas condiciones de vida aceptables y yo pienso que el desafío más grande para lograr la paz es que los hijos de quienes están allá quieran regresar allá. Si no logramos eso no vamos a poder hablar de paz verdaderamente.
El proceso de paz que quiere irse hacía las regiones debe llevar inversión, para que tengamos comunicación, electricidad, salud, educación. Si eso no se hace el proceso de paz va a estar corto.
EM: ¿usted qué piensa de la Ley Zidres?
CM: el problema que tiene, a mi juicio, el país o la región de la Orinoquía es el problema de la tenencia de la tierra.
Hay familias que llevan dos tres generaciones con unos terrenos que han defendió contra “el tigre”, contra la guerrilla, los paramilitares, contra todo mundo; pero entonces llegó la ley 160 donde empezó a decir lo máximo que puede tener una persona es una Unidad Agrícola Familiar, usted tiene que tener títulos para que sea suya. Entonces hay problema de tierras gigantesco.
La ley Zidres llega con un posible alivio a este problema. Es como un foco de atención sobre el problema de tierras.
EM: hemos oído decir muchas veces que la Altillanura es la despensa agrícola de Colombia y el mundo, eso es cierto. ¿Por qué?
CM: ahorita tenemos en el mundo unas condiciones que son únicas: una es que la capacidad adquisitiva en Asia y en todo el mundo está incrementando de manera importante; dos, el promedio de vida se está aumentando en todo el mundo; y tres, que la población en el mundo está incrementando de forma increíble.
Esos tres factores están haciendo que la demanda de comida en el mundo se esté desbordando más que antes.
El mundo está diciendo necesitamos producir comida y se puede es aquí.
De hecho, los chinos – ellos conocen que tan rápido están creciendo – saben que dentro de muy poco tiempo necesitan mucha comida para alimentarse. Ellos están haciendo unas propuestas, van a un país como Colombia, creo que lo hicieron, y dicen yo le construyo la vía Villavicencio – Puerto Carreño pero deme a mí 100 mil hectáreas para producir comida. Y dicen, la comida que voy a producir no me la voy a llevar para China, se la comen ustedes, porque ellos ya tienen la visión que si esa comida se está consumiendo aquí pues va a liberar comida en el mundo.
Si viene una persona de otro país con una visión de que yo quiero producir comida, y ellos dicen, ¡ah! Que llueve solo ocho meses, pues sacamos el agua rápido y hacemos riego y empiezan a destruir unos ecosistemas que si nos somos cuidadosos, vamos a verlos destruidos.
Entonces, la visión de Colombia y el mundo está en volver esto productivo y nuestra tarea como colombianos y residentes de la región es asegurase de que no la destruimos.