La Orinoquia colombiana: territorio de paz
Por: Centro de Estudios de la Orinoquia de la Universidad de Los Andes
Luego del comunicado, supuestamente grabado en el departamento del Guainía, del regreso a las armas de ‘Iván Márquez’, ‘Jesús Santrich’, alias ‘El Paisa’ y varios disidentes de las FARC-EP, se prenden las alarmas en este territorio que viene viendo florecer miles de oportunidades de desarrollo.
Frente a esto, el presidente Iván Duque en una columna publicada en el diario ‘The Washington Post’, de Estados Unidos, expresó: “Colombia se mantiene unida frente a un pequeño número de delincuentes que quieren desviar la transformación histórica que está en marcha (…) Colombia quiere la paz y no se va dejar intimidar por los criminales exFarc”.
Según la Comisión de la Verdad, entidad del Estado instaurada en el marco de los acuerdos, la Orinoquia es una de las zonas más afectadas por el conflicto armado interno en Colombia. Mientras en el resto del país el 17% de la población ha sido víctima de la guerra, en esta región el porcentaje es casi el doble, alrededor del 35%.
No obstante, la Orinoquia se ha venido sumando a acciones para la implementación de los acuerdos, enfocadas en crear un nuevo entorno social y generar nuevos recursos económicos, que exploten de manera responsable y sostenible su potencial.
Lo anterior va en línea con lo expresado por el Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible en 2016, que indicó que los activos ambientales de los departamentos que conforman la Orinoquia deben ser el centro del desarrollo sostenible del país. Teniendo en cuenta, también, que la región tiene el desafío de convertirse en la despensa alimentaria de Colombia, convertirse en un importante demandante de mano de obra rural que involucre a las víctimas y ex militantes de dicho grupo armado.
Sin embargo, para que esto efectivamente suceda se debe trabajar en el perfeccionamiento de las vías secundarias y terciarias; mejorar la infraestructura vial, fluvial y aérea en esa extensa zona; y consolidar la seguridad jurídica sobre la tenencia y uso de las tierras agropecuarias, de tal manera que ello permita conectar futuros proyectos agropecuarios con los centros urbanos.
La construcción de la paz en la región impone otros grandes desafíos, como lo son el ordenamiento territorial, la minería ilegal, la preservación de la diversidad étnica y cultural de los pueblos indígenas y de la cultura llanera, la efectiva prestación de servicios públicos y la garantía de derechos sociales, como la salud, la educación, la vivienda, y la articulación al mercado.
Estas acciones se han venido realizando y sigue la esperanza de que la administración del presidente Iván Duque logre llevar a cabo esta idea de posicionar a la Orinoquia colombiana como uno de los nuevos ejes de desarrollo económico del país, dejando de ser estigmatizada, para ser reconocida como territorio de paz.
Por su parte, en el marco del Día internacional de la paz que se celebra el 21 de septiembre, el Centro de Estudios de la Orinoquia de la Universidad de los Andes, se suma al deseo de una paz estable y duradera, generando investigación que impulse el desarrollo sostenible de la región, y articulando esfuerzos desde la academia entre los diferentes actores, para trabajar en pro de la paz y el bien común de los llaneros.