La operación Gato Negro y sus efectos en los pueblos indígenas

Imagen de referencia - Foto: Fundacion Gaia Amazonas

A inicios del año 2001 la prensa nacional registró una de las acciones militares más grandes que se ha desarrollado en la Amazorinoquia colombiana. La operación Gato Negro tuvo lugar en el entonces corregimiento de Barrancominas (Guainía) y en las inspecciones de Puerto Príncipe y Güerima (Cumaribo, Vichada) e involucró a más de 4.500 hombres de todas las Fuerzas Armadas. Los resultados fueron importantes. Según relató El Tiempo en su momento, “en esa zona se localizaron 13 mil hectáreas de cultivos ilícitos, se confiscaron más de cien mil dólares, varias toneladas de precursores químicos, armas, inmovilizando avionetas, lanchas rápidas y 80 vehículos con matrículas venezolanas y brasileñas”.

De ese hecho, que le permitió al Gobierno colombiano obtener cierto control sobre la zona, se habló mucho, pero siempre desde la orilla de los resultados bélico militares. Esa mega operación y todas las acciones guerrilleras que la antecedieron, dejó afectaciones difíciles de reparar en las comunidades indígenas de la región, de las que poco se ha dicho.

La Comisión de la Verdad, institución que nace producto de la firma de los Acuerdos de Paz en 2018, tiene la tarea de contar la verdad, incluyendo la versión de las comunidades indígenas que hasta el momento ha sido invisibilizada. Esa ha sido una de sus principales tareas en el último año. “Cuando se habla del conflicto armado muy pocas veces se cree que ha afectado a los pueblos indígenas de la Amazonía. Se cree que allá no ha pasado nada”, dice Alejandra Llano, integrante de la Dirección de Pueblos Étnicos de la Comisión, responsable del Diálogo Social y del proceso de Reconocimiento a Pueblos Indígenas.

La operación Gato Negro, es uno de los principales hechos bélicos en el radar de la Comisión en el departamento de Guainía. “Es un caso específico en Guainía en relación a todo lo que implicó. El caso de la economía y el conflicto armado, el narcotráfico y cómo esa influencia afectó a los pueblos indígenas”, explica Llano.

“Es un caso específico en Guainía en relación a todo lo que implicó. El caso de la economía y el conflicto armado, el narcotráfico y cómo esa influencia afectó a los pueblos indígenas”

Desde la Comisión de la Verdad aseguran que esa Operación generó muchas afectaciones en las comunidades indígenas. Sin embargo, ‘Gato Negro’ se trató de un ‘estallido’ momentáneo producto de una acumulación actos y situaciones enmarcadas en el control territorial y del narcotráfico durante décadas por parte las Farc, en donde los pueblos originarios y el campesinado fue víctima de reclutamiento forzado, desplazamiento, violencia sexual y despojo territorial, entre otros.

Los pueblos indígenas en el marco del conflicto armado

En el departamento del Guainía habitan 12 Pueblos Indígenas con una población de 33.280 habitantes y pertenecientes a los pueblos: Piapoco, Curripaco, Sikuani, Puinave, Nukak, Wanano, Cubeo, Desano, Tucano, Piratapuyo y Baniva. Viven en 28 comunidades ubicadas en 28 Resguardos constituidos, con una extensión territorial de 3.880.000 hectáreas.

Según datos de la Unidad de Atención para la Reparación Integral para las Víctimas, en Guainía se establecen 10.136 hechos victimizantes, de los cuales 8.848 corresponden a desplazamiento forzado y 781 a amenaza.

Este artículo fue elaborado con insumos a los que EL MORICHAL tuvo acceso, presentados por la Comisión de la Verdad en el primer encuentro por la ‘Verdad Indígena en la Región Amazónica’, denominado ‘Voces de los pueblos indígenas: impactos del conflicto armado y contribuciones a la sanación y protección de la Amazonía’ cuyo propósito era hacer un llamado urgente al Estado y sus Instituciones, y a la sociedad colombiana en general, para proteger y conservar como prioridad nacional a la Amazonía y los Pueblos Indígenas que la habitan, muchos de ellos en riesgo inminente de exterminio físico y cultural derivado de las dinámicas del conflicto armado interno.

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