
La horrible noche
La explosión fue tan fuerte que se escuchó en buena parte de Inírida, principalmente en aquellos barrios ubicados en el nororiente de la ciudad, relativamente cerca de la vía que de la capital del Guainía conduce a la comunidad del Coco.
Entre las cinco y las cinco y media de la tarde, un camión del Ejército que transportaba doce jóvenes que prestan su servicio militar, fue víctima de un atentado terrorista con una granada. La explosión alertó a la ciudadanía, pero el vaivén de las ambulancias generó conmoción. No habían visto algo así en las últimas dos décadas. “Creo que lo más reciente fue el intento de la toma guerrillera a Inírida (noviembre de 1999)”, dijo Edgar Guajo, un comunicador indígena, oriundo de Guainía, que colabora con este medio de comunicación.
La confusión de la comunidad era total. “Parece que fue un atentado en el batallón”, le decía una señora a otra, mientras veían pasar los vehículos que atendieron la emergencia, a la altura de la carrera 9 con calle 19.
Cerca del lugar de los hechos una fila de motocarros complicaba la movilidad. La Policía y el Ejército acordonaron la vía al Coco, entre el matadero y los ‘amanecederos’. El camión militar quedó parqueado justo en la leve curva que está antes de la entrada a la Invasión (en el sentido en que la vía conduce a la comunidad).
Mientras que las autoridades judiciales buscaban en el lugar cualquier pista o detalle del cobarde atentado, en el Hospital Manuel Elkin Patarroyo se libraba una batalla para lograr dar la atención oportuna a los militares heridos. En las redes sociales la gente decía que cuatro jóvenes habían fallecido, pero el ejército confirmó que fue solo uno: John Janer Escobar del Duca, natal de la ciudad costera de Santa Marta.
De los once militares que resultaron heridos, cinco fueron trasladados de urgencia a Bogotá. A la una de la madrugada del 20 de octubre, totalmente a oscuras y con un inminente aguacero, un avión de la Fuerza Aérea aterrizó en el aeropuerto de Inírida, pero solo pudo despegar un par de horas más tarde, a las tres y media, luego de una borrascosa tormenta que espantó el sueño de quienes aún tenían en su memoria el rastro vivo de la zozobra provocada por el acto terrorista ocurrido unas horas antes.
Los jóvenes militares fueron ingresados al Hospital Militar de Bogotá. Al 23 de octubre, dos de ellos se mantenían en la UCI y otros tres en recuperación. Un periodista de la Revista Semana habló con estos últimos. Entregaron algunos detalles sobre lo ocurrido.
Así lo vivieron los soldados
Durante la tarde del martes 19 de octubre los uniformados habían estado participando en una jornada de embellecimiento en un establecimiento educativo de Inírida. Pasadas las cinco se subieron a la NPR (un tipo de camión pequeño, común entre las fuerzas militares), con rumbo al batallón.
“Dimos una vuelta al colegio donde estábamos y se nos pegó una moto honda, naranja con blanco. Ahí mismo en el pueblo ellos trataron de lanzarnos la granada. Pero no lo hicieron por lo que el carro iba pasito y nosotros íbamos a tener tiempo de tirarnos”, dijo a la Revista Semana Kevin Diaz, un samario de 20 años de edad.
“A lo que el carro salió a la carretera, le dieron duro a la moto y fue cuando nos tiraron la granada”, relató Diaz.
El artefacto fue tirado por la parte trasera de la NPR. Los soldados que iban en la parte trasera del vehículo pudieron darse cuenta del atentando que estaban siendo víctimas, e inmediatamente comenzaron a lanzarse del vehículo.
Kevin fue el primero en saltar. “La granada me pasó a mí por en medio de los pies. Como pensé que se me iba a reventar, lo primero que se me vino a la cabeza fue tirarme de la NPR, cuando yo me tiré, se tiraron más atrás mis compañeros”. Las afectaciones del joven soldado fueron producto del golpe contra el pavimento, porque cayó de cabeza.
“Yo quedé como a 50 metros del carro, toditos fuimos quedando en la carretera cuando nos fuimos tirando. Yo fui el que me golpeé más duro cuando me tiré”, relató. Estuvo inconsciente durante un día; despertó en el Hospital Militar con trauma craneoencefálico leve y trauma en una de sus manos.
Los militares que iban en la parte delantera del camión fueron los que llevaron la peor parte. No se dieron cuenta de la granada y la explosión los tomó por sorpresa.
Elian Bolaños, de 19 años, también de Santa Marta, que resultó con quemaduras de segundo grado en su rostro y brazos, fue uno de ellos. “Yo vi a mis compañeros que se tiraban del carro. Yo decía por qué se tiraban. Yo decía que frenaran la NPR. Cuando volteo a ver, explota esa bomba”.
Otro de los militares afectados fue Edwar Téllez. “Yo toco la NPR, frene mi dragoneante que se cayeron los pelaos. Cuando ellos se tiran siento el granadazo”, relató. A Téllez, de 19 años, la granada le cayó en sus pies. Finalmente perdió el pie derecho y resultó con heridas en su rostro.
Un testigo (a quien protegemos su identidad) que presenció el atentado a unos 300 metros de distancia, le dijo a EL MORICHAL que: “Yo veo pasar el camión y luego escucho una gritería: frene, frene, decían. Unos tres segundos después escuché la explosión”.
Al interior del camión transportaban un recipiente grande con gasolina, por eso, muchos de los heridos resultaron con quemaduras. “Mis compañeros todos quedaron tirados dentro de la NPR. Fue una explosión muy grande porque traíamos un tanque de gasolina”, precisó Bolaños.
Los uniformados andaban desarmados el día del antenado. “Estábamos desarmados porque como se estaban perdiendo unos fusiles, estábamos desarmados toditos”. Bolaños se refiere a un fusil que un soldado perdió en la Inspección de Amanavén en septiembre pasado. EL MORICHAL indagó sobre esta situación con el Ejército, pero no han dado respuesta.
Los autores del hecho
El soldado Kevin Diaz detalló que quienes lanzaron la granada se movilizaban en una motocicleta. “Iban dos, uno con casco y otro sin casco. Ambos llevaban tapabocas. Eran de piel morena”.
Desde Inírida, el brigadier general Mauricio José Zabala, comandante de la Octava División del Ejército, de la cual hace parte el Batallón de Infantería N.°45 General Próspero Pinzón de Inírida, precisó que el atentado fue perpetrado por la Estructura Primera de las disidencias de las Farc, en conjunto con el ELN, como una represalia hacia las fuerzas militares por los golpes que han dado a estas organizaciones delictivas en los últimos meses en el departamento.
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