La dignidad se tomó las calles en Colombia
Por: Yidis Gahona Rodríguez.
¿Por qué los colombianos y las colombianas están marchando hoy? ¿Por qué bloquean las vías y las entradas a barrios o sectores en las grandes ciudades? Para dar respuesta a estos y otros interrogantes similares es preciso recordar la sucesión de malas decisiones de los gobiernos en los últimos años, haciendo un especial énfasis en el actual. Estas determinaciones no han beneficiado al grueso de la población, pero sí al sector financiero y a las personas más ricas del país.
Esta cadena de errores, sumada a una pésima gestión de la pandemia, ha repercutido en que 1.100.000 hombres jóvenes y 1.600.000 mujeres jóvenes, a lo largo del país, no cuenten con oportunidades de educación superior ni menos con un trabajo estable y digno que les posibilite soñar con un mejor futuro. A esto debemos seguir sumando cifras del DANE que nos advierte que 21 millones de personas se encuentran en condición de pobreza (es decir subsisten con $331.688 mensuales) y 7,4 millones están en la pobreza extrema (esto es, malviven con $145.004 mensuales) ¿Es posible que alguien pueda comer, pagar arriendo, servicios y sostener a sus hijos con cualquiera de estos dos ingresos?
Vayamos al 2019. Ese año el Gobierno Duque y el partido Centro Democrático lograron aprobar una reforma tributaria que eliminó impuestos a grandes empresas y a la banca en Colombia. Esta medida generó que el Estado dejara de recibir, para la fecha, más de 4 billones de pesos. En 2020, teníamos una nación empobrecida y sin herramientas para enfrentar la COVID – 19. No había dinero para apoyar a la pequeña y mediana empresa, pero tampoco a las familias más vulnerables.
Las finanzas públicas estaban débiles y para corregir el error del 2019, Duque y Carrasquilla presentaron en 2021 una nueva reforma tributaria para recaudar el dinero faltante, pero poniéndoles más impuestos a las familias de ingresos medios y afectando a las más pobres.
La reacción era previsible y no se hizo esperar. Cientos de ciudadanos salieron a las calles a solicitar el retiro de la reformar tributaria. Pero más allá de esto, también los mueve el hambre, la gran desigualdad y la ausencia de derechos fundamentales como la salud, la educación y las garantías para la protesta pacífica.
Esta inmensa manifestación ha logrado lo que nunca había ocurrido en la historia de Colombia. Por un lado, conseguir que la reforma tributaria se archivara; en segundo lugar, presionar la renuncia del ministro de Hacienda Carrasquilla y por último, generar un despertar en pequeños municipios y regiones apartadas del centro, como Puerto Carreño e Inírida.
Ante la nutrida y poderosa movilización social, Duque ha contestado con represión y soberbia, lo que da cuenta de un Gobierno indiferente, que está contra las cuerdas y ha perdido legitimidad con la sociedad colombiana.
Estará en manos de los colombianos no olvidar que quienes nos tiene sumidos en la crisis son los partidos tradicionales y las familias poderosas, es decir: los mismos de siempre. Por ello, será responsabilidad de todo cambiar este panorama en las elecciones del 2022.