
Hacia dónde irán Guainía y Vichada: aprendizajes del Informe Nacional de Desarrollo Humano
Por: David Katz Asprilla y Eliana Wiesner*
El pasado mes de mayo el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo-PNUD publicó su más reciente Informe de Desarrollo Humano para Colombia titulado «Colombia: territorios entre fracturas y oportunidades». Su principal conclusión es que Colombia se encuentra en un momento coyuntural pues debe definir hacia cuál trayectoria de desarrollo quiere orientarse ¿Desea continuar con un modelo de desarrollo que excluye a varios territorios de la geografía nacional y se basa en el agotamiento de recursos naturales, o, por el contrario, desea repensar desde los territorios una trayectoria alternativa de desarrollo basada en el desarrollo humano sostenible?
Este Informe busca aproximarse al Desarrollo Humano por medio del análisis de una serie de variables, que en su conjunto pueden explicar las trayectorias territoriales. Salud, educación e ingresos son elementos básicos para construir un proyecto de vida, digno y en libertad, y en consecuencia son la base del Indicador de Desarrollo Humano-IDH que el PNUD utiliza en este informe. A pesar de que Colombia ha venido avanzando en estas dimensiones según el Informe, no lo ha hecho de manera homogénea en todo el territorio. Esta fractura territorial, para adoptar los términos del Informe, se explica por las divergencias en las condiciones estructurales de las regiones como la productividad, el conflicto armado, las capacidades institucionales y la relación con los ecosistemas.
Este Informe entonces permite detenerse a analizar las trayectorias que las diferentes regiones de Colombia vienen recorriendo en los últimos 20 años. Comprender las dinámicas tan variables de las regiones del país es uno de sus principales objetivos. Por esta razón vamos a analizar los principales resultados que presenta para el Vichada y el Guainía, esperando que los lectores pueden identificar cuál es el camino que viene recorriendo en términos de desarrollo humano la región, pero sobre todo que puedan imaginarse el futuro que desean.
Lo primero a decir es que Vichada y Guainía se encuentran rezagados en términos de desarrollo humano si lo comparamos con Colombia. Ambos departamentos tenían para 2022 uno de los IDH más bajos del país: 0.578 para Guainía y 0.538 para Guainía. El IDH tiene un valor entre 0 y 1. Un IDH alto es superior a 0.7, mientras que medio es superior a 0.55. Vichada, a pesar de su posición rezagada, experimentó un leve crecimiento en su IDH, especialmente por el avance en la dimensión de Salud. Sin embargo, el retroceso en las dimensiones de Educación e Ingreso lo hizo permanecer entre los departamentos con menor desarrollo humano de Colombia. Guainía, por el contrario, sufrió una regresión general en las tres dimensiones de su IDH (Salud, Educación e Ingreso) durante el período 2011-2022, indicando un deterioro en su desarrollo humano.
En ambos departamentos, la desigualdad en el acceso a la educación y la baja calidad educativa resultan en menores índices de desarrollo humano. Solo para traer algunos ejemplos, la cobertura de educación primaria en Vichada es del 76.2%, mientras que en educación secundaria es del 72%. En Guainía la cobertura de educación primaria en Guainía es del 67.7%, también por debajo del promedio nacional. Al igual que en Vichada, la cobertura disminuye significativamente en la educación secundaria y media.
La acumulación de desigualdades educativas afecta la capacidad de los jóvenes de Vichada y Guainía para integrarse al mercado laboral en condiciones decentes, perpetuando la vulnerabilidad económica y limitando el desarrollo regional. Las disparidades se acentúan en áreas rurales y entre los grupos más pobres, afectando severamente a los jóvenes. Esto cobra especial relevancia en estos departamentos donde la triada indígena, juventud y ruralidad es su principal característica poblacional, como lo presentamos en la edición impresa de El Morichal del marzo. Esto en su conjunto contribuye a perpetuar ciclos de pobreza y limita las oportunidades de crecimiento personal y profesional localmente.
La relación entre desarrollo humano y conservación de la biodiversidad es igualmente compleja. Los ecosistemas de Vichada y Guainía, juegan un papel vital en la provisión de servicios ambientales esenciales, y su conservación es fundamental para el bienestar y permanencia cultural de las comunidades locales y pueblos indígenas. Vichada y Guainía son reconocidos por bajos niveles de degradación ambiental y a la vez son los departamentos que menos emisiones netas de Gases a Efecto Invernadero si se compara con todos los departamentos del país.
Ahora bien, esta situación paradójicamente se acompaña de altos niveles de pobreza multidimensional, y como lo vimos anteriormente, de bajos niveles de desarrollo humano. La relación inversa entre la conservación ambiental y el desarrollo humano en estas regiones subraya la necesidad urgente de estrategias que equilibren la protección de la biodiversidad con la mejora del bienestar económico y social de las comunidades locales. Construir modelos de desarrollo basados en el reconocimiento de los modos de vida locales y respetuosos de la naturaleza, es quizás el mayor reto, pero también la mayor oportunidad de estos departamentos.
Las fracturas territoriales no solo reflejan desigualdades socioeconómicas, sino también disparidades en la capacidad institucional. Las dificultades para proveer bienes y servicios básicos, para garantizar la seguridad ciudadana y la participación democrática en Guainía y Vichada tienen ciertamente consecuencia en el desarrollo humano. Por tanto, como lo sugiere el Informe, es crucial aumentar las capacidades institucionales y financieras, de tal forma que se incremente la inversión en infraestructura educativa y social, se impulsen las oportunidades de movilidad social y se promueva un desarrollo que sea sostenible y justo, integrando en él la protección ambiental.
Una de las reflexiones que promueve este Informe es la importancia de impulsar las trayectorias de los territorios desde ellos mismos. Son sus ciudadanos, organizaciones sociales, organizaciones económicas y organizaciones políticas, quienes tienen la clave. Los resultados nos muestran dos miradas contrastantes: Un Vichada y Guainía rico social, ambiental y culturalmente que viene caminando por una trayectoria que no genera igualdad y desarrollo equitativo. ¿Hacia dónde ir? Esta respuesta solo la tienen ustedes lectores de El Morichal.
*Este artículo surge de la colaboración entre la Fundación Llano Adentro y el periódico El Morichal.
David Katz Asprilla es investigador doctoral en ciencias sociales y ambientales de la universidad AgroParisTech en el instituto CIRAD, en Francia, y voluntario de la Fundación Llano Adentro.
Eliana Wiesner es directora de la Fundación Llano Adentro, y es economista y magister en Gerencia y Práctica del Desarrollo de la Universidad de los Andes, y magister y especialista en Gobierno del Territorio y Gestión Pública de la Pontifica Universidad Javeriana.