“El indio sabanero”: un sikuani que canta joropo

La música corre por las venas de José Adelbo Flórez. Su voz clara y recia lo han llevado a destacarse entre los cantantes de la región. “Desde muy niño siento que la música llanera nació conmigo, como un don que mi Dios me dio para ser cantante y alegrar a mi pueblo” dijo el artista. Su nombre es cada vez más común en los pueblos y sabanas de Vichada.

De hecho, Flórez, un indígena de la etnia sikuani oriundo de la comunidad de “El Trompillo” de La Primavera, ya ha compartido escenario con grandes del folclor llanero colombiano, como el premio Grammy Orlando “El Cholo” Valderrama y otros embajadores de la música del oriente del país.

“No te vayas vida mía, porque no te vas después, mira que ahí hay gente mala, van a decir lo que no es…”. Esta canción del maestro Juan Farfán, recuerda Flórez, fue su primera interpretación musical, en 1995, cuando solo tenía 12 años de edad. Fue una presentación escolar en homenaje al “día de las madres”. Los aplausos que recibió en esa oportunidad marcaron su destino: a partir de ese momento la música sería su vida.

Sin embargo, para Flórez no todo ha sido aplausos y color de rosas. Tuvo una niñez muy dura, que lo obligó a trabajar desde pequeño para ayudar a su familia: “Yo no conocí a mi padre, me crié solo con mi mamá. Yo miraba el esfuerzo que ella hacía, porque nosotros éramos seis hijos en esa época, yo el segundo mayor de los hijos, me tocó ayudar y dejar un buen tiempo el colegio para trabajar en varias labores de campo y llevar el sustento”. 

Trabajó desde los 13 años en una finca y según dice, aprendió los modales y parte de la cultura llanera. “Me decían hijo, ¡Vaya y arrea el ganado!, para encerrar y hacer el ordeño al otro día”, recuerda. “Yo era muy feliz haciendo esas labores, le cantaba en el ordeño a las vacas, eran canciones que me inventaba, que me salían. Yo en ese momento no tenía nada preparado musicalmente, solo fluía las rimas de mi mente. Poco a poco, culminé el bachillerato en el colegio Francisco de Paula Santander de La Primavera y a los 16 años de edad, me fui al departamento del Casanare, allá seguí trabajando el llano, aprendo a colear y demás”. 

Para Flórez, el arraigo por el llano iba creciendo cada vez más y con la música presente se aventuró a concursar en varios festivales como el de la “Yuca Amarga” en el municipio de Santa Rosalía (Vichada), en el festival del “Cumare” del municipio de Cumaribo (Vichada), en las modalidades de voz recia llanera y mejor interpretación, apuntando en los primeros y segundos lugares de esos eventos.

El nombre artístico de “El indio sabanero”, nace por un amigo de nombre Camilo Pérez, que lo escuchó cantando en el centro de Puerto Carreño, lo grabó y subió su video en las redes sociales con ese apodo artístico, del cual Flórez se siente orgulloso: es el auténtico indio que habita en las sábanas vichadenses. 

“Cuando empecé a ganar festivales interpretando a otros artistas, empecé a perder el miedo y la timidez, ya manejaba el público en la tarima, fue muy rápido, me sentí muy orgulloso al ganarle a los folcloristas de trayectoria. Hoy día cuando subo a una tarima entrego todo, le pongo corazón, la gente se sorprende al ver a un indígena cantando bueno”, dijo el artista.

“En el 2018 compartí tarima con el maestro El Cholo Valderrama. Yo no estaba preparado para encontrarme en tarima con un gran artista, en ese momento estaba trabajando como organizador de sonido, pero él me echó el ojo y me dijo ¡paisano venga, vamos a cantar, quiero que cante usted! y yo como no soy tímido, le dije que sí. Cantamos y a la gente le gustó mucho”, manifestó Flórez.

“El indio sabanero” expresó que ha sufrido de incontables burlas y vejaciones: “¡Me decían, José usted es un indígena, a usted le queda mal que usted esté cantando música llanera!, yo soy una persona que me quedo callao, soy sencillo, muy humilde, lo único que les digo es, que no voy a dejar de hacer lo que me gusta. Una vez fui a cantar en un evento y los músicos se detuvieron, no quisieron acompañarme y me tocó cantar solo, yo seguí adelante”.

Pero la fuerza y el espíritu de salir adelante con “su don” de cantar, sigue empeñado en demostrar que “los indígenas también tenemos talento y tenemos con que demostrar y seguir, y luchar la música llanera. Quiero dar gracias a muchos amigos, gente buena que Dios me ha enviado en mi camino, como Marcelo Veroi, Besael Alvarado, Ariel Santana, Julio Siniva, entre otros más, y mi compositor Guillermo Alarcón por que han creído en mí”, puntualizó.

“La amistad con José Florez nació como muchas amistades ahí en Facebook, se me hizo un poco raro que un indígena tuviera Facebook entonces le mandé la invitación. Después de que nos hicimos amigos me nació la curiosidad de hablar con él y preguntarle sobre las etnias indígenas que hay en el vichada entonces me dijo que cantaba música llanera que conocía el Casanare y pues me canto a capela una canción de Villamil Torres y me pareció excelente su voz para cantar”, dijo el bogotano Guillermo Alarcón.

Sin conocerlo personalmente, Alarcón, que es un compositor empírico, escribe las letras que interpreta “El indio sabanero”: “yo solamente hago la letra de las canciones y él hace lo de la música, él le pone el estilo que él tiene. Pero yo, al igual que muchas personas creemos que él va a salir adelante si tiene algo de apoyo, es una persona muy sincera y muy respetuosa que quiere salir adelante con su familia… eso me da valor para seguirle colaborando”.

El futuro

Flórez ha podido grabar profesionalmente una sola canción, de cinco que tiene. Las demás las interpreta siempre en vivo, “siempre las canta donde él va, pero todavía no están grabadas”, dijo Alarcón. “El Enamorao”; “Guayabo Trasnochador”; “Indio Desarmao”; “Un Guayacán”; “Mi Primavera”, son los temas de “E indio sabanero”. 

El artista también ha encontrado apoyo, aunque poco, en programas gubernamentales como “Comparte lo que Somos”. “Con el programa del Ministerio de Cultura yo me gané prácticamente la oportunidad de grabar unas canciones y hacer un video y enviarlo para concursar”.

“La canción que estamos montando para la grabación tiene su origen en mi infancia. Recuerdo que mi mamá me mandó a la cocina, porque a mí me gusta cocinar, me dijo, ¡hijo, hágame un arroz y frita las tajadas, y yo andaba enamorado.  Resulta que la muchacha vivía al otro lado del río, ella del lado del Casanare y nosotros en el Vichada, y yo cantando hice lo que me mi mamá me dijo, pero monté el arroz y no eche la sal, piqué los plátanos y los monte en la estufa, me puse a picar la carne y cuando miré, se me había quemado las tajadas, después mi mamá casi me mata a palo. De ahí salió esa canción que después de tantos años, uno no se olvida lo que era cuando muchacho por andar de ‘enamorao’”, explicó el cantante.

Después de años de esfuerzo por hacerse un lugar en la música llanera, Flórez lo que quiere es “dejar en alto el folclor llanero”, quiere dejar un mensaje a las juventudes indígenas: “que dejen la timidez, que el público engrandece”. A los padres les dice: “apoyen a sus hijos para que salgan adelante siempre”.

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