Cuando llegar al colegio se convierte en una odisea: Así les toca a algunos estudiantes en Vichada

Santiago Molina tiene 16 años y ha vivido toda su vida en El Progreso, una pequeña vereda ubicada sobre la vía principal que conecta al municipio de Cumaribo (Vichada) con el departamento del Meta. Para llegar al colegio Silvino Caro Heredia, el jovencito tiene que trasladarse cerca 18 kilómetros en una moto hasta la inspección de El Viento.

Parece una historia sencilla, pero no. La falta de mantenimiento y la temporada de lluvias ha convertido a la carretera en una trocha intransitable. “Antes me gastaba unos 25, 30 minutos”, relata Molina, pero “ahorita el camino está muy feo, hay mucho hueco, se demora uno porque toca despacio y más o menos se gasta uno una hora”.

Molina cursa el grado once y es uno de los 18 estudiantes que dos veces al día, de lunes a viernes, transitan por esa vía para llegar al colegio. Sin embargo, en las últimas semanas se ha hecho más difícil llegar. “El día de hoy, viernes (29 de julio), no vino ninguno a estudiar porque ya no hay por dónde pasar”, dijo telefónicamente a EL MORICHAL Hugo Moreno, rector del colegio.

Manuel Castro -que lleva en la moto a su hermano de 11 años- tiene 15 años, cursa grado 10 y varias veces ha tenido que faltar al colegio porque “cuando llueve mucho los huecos se llenan más de agua y uno no puede pasar”.

Cuando sí logran llegar, se les ensucia el uniforme y se le mojan los pies, dijo Molina. “Hay unos compañeros que se van en esos huecos y las motos se les llenan de agua”.

Nicolás Suárez, otro estudiante de grado once, relata que la semana pasada se fue a un hueco “y duramos medio día intentando prender la moto”.

Para Lucila Vega, profesora de la escuela de El Progreso y madre de Manuel, la situación es compleja. “Estamos preocupados porque siempre que salen uno queda pensando qué les va a pasar, porque siempre están profundos esos huecos. Uno se queda pensando a qué horas llegan, si llegaron o no llegaron bien”.

En la región las lluvias no dan tregua y carretera cada día se deteriora más, pero no parece haber una solución a la vista. El rector del colegio aseguró a este medio de comunicación que hace meses puso de manifiesto la situación ante la Secretaría de Educación, con el ánimo de encontrar alternativas que faciliten el acceso de los estudiantes al colegio. “Yo les pedí encarecidamente que les colaboráramos a estos niños en el recorrido, para que ellos lleguen acá y  no tengan ese gasto de combustible o que de pronto se caiga un niño en ese recorrido, heridos por ahí”.  

Sin embargo, desde la entidad le indicaron a EL MORICHAL que no tiene registro de tal solicitud.

Pero, una ruta escolar que movilice diariamente a los estudiantes, en este momento tampoco es posible por tres razones. Uno, el contrato de transporte escolar apenas está en proceso de contratación (si no tiene más contratiempos podría empezar a funcionar finales de agosto); dos, la ruta El Progreso – El Viento – El Progreso no está incluida en dicho contrato porque, según dice la Secretaría de Educación, no fue solicitada por los padre de familia el año pasado cuando se hizo la proyección de servicio de transporte; tres, así se incluyera la mencionada ruta, sería prácticamente imposible de operar por las condiciones de la vía.

Como respuesta a una solicitud de los padres de familia afectado, en donde solicitaban un transporte más seguro e intervención a la vía, la Secretaría respondió que “elevará la consulta a la Secretaría de Planeación – oficina de regalías; una vez se tenga el respectivo contrato adjudicado, con el fin de saber si se puede adicionar la ruta solicitada y si se cuenta con los recursos adicionales”.

“Tocaría que el alcalde y el gobernador se pongan de acuerdo para ver qué solución le dan a esa carretera porque los muchachos están perdiendo clase”, dijo la profesora Vega.

Suárez cree que una posible solución inmediata es llegar al colegio por una ruta alterna al terraplén, que es utilizada por campesinos y comunidades indígenas de la zona. Pero, un puente en mal estado pondría en riesgo a los estudiantes, por lo que hacen un llamado a las autoridades, para mejorar su condición.

Mientras tanto, Castro cree que la alternativa es hablar con las directivas del colegio para estudiar bajo la modalidad de trabajo en casa, “como lo hicimos durante la pandemia”.  El joven cree que podrían ir al colegio una vez por semana a recoger y entregar trabajos.

Esta idea no les suena mucho a los padres de familia cuyos hijos están en los últimos grados. “Esa opción es como para los que están entre sexto y noveno”, dijo Vega. “Los chicos no van a aprender lo mismo que estando de manera presencial”.

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