Billares, bares y discotecas de Puerto Carreño, al borde de la quiebra

El aislamiento preventivo obligatorio anunciado por el Gobierno nacional hace cuatro meses, afectó la economía del sector del entretenimiento donde se encuentran los clubes, bares, discotecas y billares, entre otros. En Vichada, un número importante de familias dedicadas a estas actividades, están al borde de la quiebra.

Pese a que el Presidente Iván Duque ha venido decretando la reapertura de varios sectores, por la condición de los establecimientos dedicados al entretenimiento, como la aglomeración de personas y el contacto físico, a la fecha no se tiene certeza de su reanudación o inicio de actividades.

En Puerto Carreño, varios microempresarios y empleadores de ese sector comercial están en absoluta zozobra y temerosos de perder el esfuerzo de tantos años. “Si no tenemos una pronta solución, iremos a la quiebra, con mucha pena, nos toca cerrar definitivamente las puertas de nuestro negocio que era el trabajo de mi familia, era la base de mi esfuerzo y sacrificio durante ocho años”, dijo Deisy Girón, dueña de la discoteca y bar ‘El Balcón’, establecimiento con amplia popularidad en la capital vichadense.

El Balcón

Girón explicó que pese a ser ese su único sustento y el de las seis familias de sus colaboradores, “tocó cerrar en cumplimiento a las disposiciones de las autoridades”. Asegura que hoy “nos estamos muriendo de hambre, sin que hasta la fecha se hayan dado medidas”, y siguen asumiendo los gastos mensuales de luz, agua, arriendo del local, aun cuando esté cerrado.

Dayana Cadavid Serna es otra de las afectadas. Es propietaria del local ‘Vieja Taberna Bar’, que llevaba tres años prestando su servicio de recreación y esparcimiento social en Puerto Carreño. “Considero que el Gobierno nacional y departamental tiene en total abandono este sector. No se han manifestado con ningún alivio o ayuda para solventar nuestra crisis en estos casi cuatro meses. Estoy en quiebra y con la luz de mi negocio cortada, es difícil mantener la esperanza de creer que algún día podamos abrir”, precisó.

Muchos de los afectados, que mantienen sus locales con las puertas cerradas, manifiestan que les ha tocado pagar servicios como el de acueducto y energía eléctrica, sin hacer uso de ellos. Otros tienen los servicios suspendidos y sin recursos para pagarlos. Por eso solicitan posibles soluciones o acuerdos para mejorar esta situación que quebranta aún más la economía familiar.

A punto de cerra para siempre

Para el presidente del gremio de comerciantes en Puerto Carreño, Eduardo Torres, “es una situación muy lamentable para este sector de la economía, ya que son familias enteras que dependen de estos ingresos, familias con compromisos bancarios, sociales y de toda índole. Lo más triste es que el Gobierno nacional ha dicho en sus recientes anuncios de que todavía no hay ni siquiera la esperanza de una luz verde para ellos”.

Daisy Girón, asegura que la situación no está nada fácil. “Para reactivar la economía se necesita de inversión lo cual no se tiene” dijo la habitante afectada.

En general, estos establecimientos vislumbran el cierre definitivo si no obtienen una pronta solución, lo que representaría una afectación más grande que la generada hasta el momento al mercado laboral y la economía local en Vichada.

¿Qué pasa con los empleados de este sector?

La zozobra y preocupación también se han hecho sentir en las familias que trabajan en este sector económico y perdieron sus empleos por el cierre de los establecimientos. Muchos han tenido que reinventarse para sobrevivir.

Adriana Vargas era mesera y aseadora de un reconocido billar de la capital vichadense, hoy pasa dificultades para para atender a sus hijos y su hermano, debido a que es madre cabeza de familia.  “Con el cierre del billar, no tengo como mantener a mi familia, he llorado con la desesperación e impotencia de no tener como alimentarlos. Una sola ves recibí un mercadito del Gobierno, pero no más. Tampoco consigo trabajo”, aseguró.

Otra de las personas que también se quedó sin empleo, indicó que “me toco buscar la manera de reinventarme, ahora mismo estoy vendiendo helados en una bicicleta por las calles de Carreño, la situación está dura y sin esperanzas de volver a trabajar formalmente”, manifestó.

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