Adiós al profe ‘Maduro’, el padre de las escuelas de fútbol de Guainía

Hoy el Guainía lamenta la partida del profesor de fútbol Jorge Suárez Garrido, conocido por el pueblo como el profe Maduro, quien en la madrugada de este martes falleció en el hospital de Inírida, dejando un legado histórico para con el deporte y la educación del departamento. 

El profe nació el 23 de abril de 1963, en la comunidad indígena de Coco Viejo, hijo de Yesid Suarez y María Garrido, estudió el bachillerato en la jornada nocturna del colegio Custodio García Rovira, luego ebanistería en el SENA y Etnoeducación en la universidad pontifica Bolivariana de Medellín.

Fue un apasionado por el deporte y la educación de los jóvenes y los niños. Los últimos 10 años trabajó como docente rural en las comunidades indígenas del río Guainía y el Inírida. También un amante de la carpintería, oficio que nunca abandonó desde que trabajó en la carpintería de la gobernación del Guainía, siempre tuvo su taller.

“Él era mi compadre, y mis hijos son amigos de los hijos de él. Toda la vida estuvo dedicado a la educación, creó los equipos de fútbol en los años 80 y 90 con Cootregua”, dice Tomás Zambrano, uno de sus mejores amigos. Además, Zambrano asegura que “le decíamos Maduro, porque según mi hermana, en el colegio una vez le hicieron una pregunta y el respondió ´Maduro´ y así se quedó, en el pueblo todo los conocemos así”.

El profe Maduro era un apasionado por la vida, los asados y por dar alegría a los niños. “A él le gustaba hacer moqueado; ponía su parrilla, ponía el pescado y se iba a dar una vuelta y cuando volvía ya estaba el pescado listo”, dice Javier Suarez, su hijo mayor, quien además resalta que le gustaba ayudar a los demás. “Con su sueldo ayudaba a las escuelas en donde trabajaba y compraba uniformes para los niños, una vez me pidió que le comprara una Campana para una escuela porque no tenía como llamar a clases”, recuerda su hijo. 

El profe se va dejando un gran legado y entrega en la ‘tierra de muchas aguas’. Quedan las historias y los recuerdos, como aquella vez donde, cuenta su hijo Javier, cuando montó una empresa de juegos infantiles, de carritos de batería, y quebró, no le funcionó porque no cobraba, a todo niño que iba encontrando lo iba subiendo al juguete.

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